lunes, 10 de diciembre de 2012

Escritos incipientes: de la seguidora y el seguidor a la militante y el militante del movimiento popular ¿avanzamos mas allá?


Y dijo Chávez “y es que llego la hora del pueblo”, pero yo dentro del pueblo, que era politicamente abstracto como un todo, estaba desperdigado por la cotidianeidad del capitalismo, amoldado a la cultura política de la “democracia” representativa.

Triunfó Chávez, nos dijo que era el triunfo del pueblo, pero mi cultura política no me permitió entenderlo, asumí así un nuevo momento político con el viejo esquema representativo, políticamente alienado, como nos hicieron los paradigmas de la educación y los medios de difusión de contenidos, volví a creer que bastaba con votar por Chávez y que todo lo hiciera él, mientras, él comenzó a hablarme y a socializarme conocimientos sobre la democracia participativa y protagónica, comencé a formarme al calor de sus discursos, de sus cadenas, de sus explicaciones, medio entendía y entendía, a veces me confundía, y no por casualidad sino por causalidad comencé a juntarme en la dinámica de colectivos nacidos al calor Chávez o antes de él, pero continuaba arrastrando la democracia representativa, a pesar de medio entender y entender, contrariando a la revolución en la práctica, y a ese tiempo, se enquistaban los vestidos de rojo, sujetos con verborrea que aprovechaban mi inmadurez, aún a pesar de mi desconfianza o nuestra desconfianza por el antecedente, ellos entraron bien definidos, a cimentar la estructura del adeco-copeyanismo en los espacios y tiempos en los que se me llamaba a construir la revolución, practicante de la representatividad alimenté esas corrientes creyendo que eran revolucionarias, porque no asumía otra forma política que la de ser arreado por alguien de arriba, la que me dejó la cultura dominadora de sumisión a dios, al rey, a la cara visible de la política (que en realidad es el rostro de la politiquería), y Chávez, entendiendo la imposibilidad de avanzar a mi ritmo inmaduro y desperdigado entre la masa, comenzó a dar lineamientos político-ideológicos, era necesario, pero el adeco-copeyanismo rojo comenzó a manipular esos lineamientos y a darle interpretaciones acordes a sus intereses, “Chavéz lo que quiso decir fue tal cosa” o “Chávez lo que quiere es tal cosa”, y cuando Chávez no daba lugar a interpretaciones entonces “Chávez no quiso decir tal cosa” o simplemente “Chávez no dijo nada”, la manipulación se evidenciaba y se despertó la necesaria arrechera porque no había avances sustantivos en lo político, sino subidas y transferencias de cargos entre los guanábana, pero pa' mis adentros entendí que no era Chávez y lo seguí escuchando y aprendiendo con él (aunque muchos del pueblo dejaron la opción de Chávez, son la mayoría de los 6 millones y medio que votaron por CAPriles), y comencé a combatir la manipulación y a debatir y formar una opinión crítica, llegando por ese camino a integrar colectivos y mas allá sumándome a una organización, a ser militante del movimiento popular, con prácticas de mejores formas políticas, revolucionarias, horizontales, construidas por todas y todos, deje de ser “yo”, el sólo y atomizado, y pase a ser nosotros, donde se entiende la importancia de lo colectivo, allí comenzamos a entender mas el fondo de la cuestión, a diferenciar democracia de lo que no es, permitiéndonos eso darnos cuenta de quién marcha por el camino de una revolución y quién no, aprendiendo colectivamente a detectar matices, corrientes y desviaciones en las discusiones, prácticas y discursos, donde todo se evidencia.

Ahora entendemos a fondo la invitación que Chávez nos hace, conciencia de clase, unión, organización y lucha, vamos mas allá aún, planteamos críticas y propuestas al propio camarada Chávez, que también son necesarias porque es un ser humano común y corriente que se equivoca, es menester de la revolución la crítica con propuesta, y el que la haga que la asuma, pero así mismo hay una realidad peligrosa, la derecha endógena, los guanábana, se han enquistado en espacios de poder y se han generado estructuras de defensa que van desde el burocratismo hasta el paramilitarismo (con esto no intento debelar el descubrimiento del agua tibia), y aunque somos hoy orgánica, no existe correlación de fuerzas con el Estado burgués, mientras las organizaciones del movimiento popular avancemos solas no habrá fuerza para enfrentarnos a ese Estado que trabaja contra Chávez, contra nosotras y nosotros, no podemos continuar cada organización por su lado, siendo sectarios y soberbios, porque el Estado nos aplastará, unidad en la diversidad, abajo la soberbia, construyamos un espacio de articulación, unión o apoyo de luchas, por ahí ya suena una “Alianza Popular Revolucionaria” (APR) como alternativa para la profundización verdadera de la revolución, no para pedirle al estado burgués que se suicide y le de paso a la configuración comunal de un nuevo Estado dirigido colectivamente por la organización popular, sino para tomarlo por asalto con la fuerza de la unión de todos los sectores del movimiento popular aunque suene quijotesco.

Se esperan propuestas, críticas, aportes y palazos.

obreroantimperialista@gmail.com